Cuando el aceite de oliva virgen sale de la centrífuga vertical, a través de tuberías siempre en inox alimentario, antes de ser llevado a la bodega, se mantiene en unos depósitos comunicados entre si en su parte superior, donde queda en reposo por unas horas para que adquiera la temperatura ambiente y se depositen las micropartículas en suspensión restantes tras la centrifugación.
Pasadas unas horas, el aceite de oliva virgen se transporta, a través de un circuito cerrado de tuberías, a la bodega para su almacenaje.
En la decantación se depositan las impurezas, restos de piel, pulpa y avellano que quedan en el aceite después del centrifugado. Son micropartículas en suspensión, tan pequeñas que no se detectan en la boca, solo el aspecto translúcido del aceite de oliva virgen delata su presencia.
Estas micropartículas que, por su mínimo tamaño, quedan en suspensión en el aceite necesitan más tiempo, meses, para depositarse. Este proceso se acelera con el proceso de filtrado.
Aceite de oliva virgen extra INTEGRAL
Este aceite de oliva virgen resultante de la decantación es el que se llama integral. Translúcido, amarillo/verdoso, opalescente, porque aún contiene micropartículas en suspensión. Cuando se filtre, obtendrá el color dorado/verdoso transparente.
Aceite de oliva virgen extra FILTRADO
El aceite integral se hace pasar por placas de pasta de celulosa con diatomeas, que retienen las micropartículas y la humedad que pudiera quedar. El resultado es un aceite de oliva transparente.
Estamos hablando, en ambos casos, del mismo aceite de oliva arbequina virgen extra que es el único que se elabora en el Molí de la Vall Major.